lunes, diciembre 14, 2009

Leido en EL PAIS



Borra eso



EL PAÍS - Opinión - 14-12-2009

El método para borrar memorias recién publicado por científicos de la Universidad de Nueva York es el primero que funciona en seres humanos, y sin usar fármacos. Nuestra memoria no es un registro exacto del suceso recordado, sino de la última vez que lo recordamos. Cuando un recuerdo sale del archivo y se hace así negociable, o vulnerable, los investigadores pueden sustituirlo por otro con una asombrosa facilidad. El borrado dura al menos un año, y es probable que sea permanente.

De momento sólo se ha probado con cuadraditos de colores asociados a un calambrazo -un clásico condicionamiento pavloviano, si alguien recuerda lo que es eso-, y los científicos proponen usar el método para aliviar la ansiedad y el estrés postraumático. Pero no hay ninguna razón obvia para conformarse con eso. ¿Qué memorias se haría borrar usted con este método limpio y selectivo? Una violación. Una adicción. Un castigo, una decepción, un delito, una condena, cualquier cosa desagradable.

Por otra parte, el dolor es una parte esencial de toda biografía. Una vida no sería la misma tras eliminar su recuerdo: ni siquiera podríamos recordar las experiencias agradables, pues ya no tendríamos una referencia contra la que medirlas. Quien borre la cara de su estafador le da permiso para volver a estafarle.

También existen desde hace tiempo las técnicas necesarias para implantar memorias falsas en la gente. Algunos psicólogos ya consiguen de forma rutinaria que los estudiantes de sus experimentos recuerden que se perdieron de pequeños al ir de compras, hicieron el ridículo en una boda familiar o presenciaron una posesión diabólica.

Tampoco hacen falta fármacos. El truco para implantar una falsa memoria en una persona es añadirle marcas de tacto, sabor, olor y sonido, que son las pistas sensoriales que identifican un recuerdo entre sus competidores. La memoria de un testigo se puede distorsionar por el mero hecho de leer un periódico con fotos de un sospechoso, y el recuerdo de la noticia y el del hombre al que el testigo había visto se superponen en su mente como un objeto coherente y vívido.

Todo nuevo aprendizaje interfiere con la retención de las viejas memorias. Vivir es olvidar.


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